Según estudios publicados, el 90% de los gatos mayores de 12 años padecen artrosis, pero también puede aparecer antes como resultado de otras dolencias, en caso de caídas o accidentes o si padece obesidad.
El síntoma más importante de esta enfermedad es el dolor. Pero los gatos son especialistas en disimularlo mostrando un comportamiento pasivo en su actividad y carácter.
Has de estar atento/a si observas que tu gato/a tiene mayor dificultad para:
• subir y bajar escaleras.
• saltar a superficies elevadas (sofá, cama, estantería, etc.).
• levantarse y caminar tras un periodo de descanso.
• meterse en la bandeja de arena.
• marcha rígida o forzada o cojera.
El dolor también le afecta en su comportamiento:
• se vuelven más gruñones.
• son menos activos.
• evitan el contacto con otros animales o con las personas.
• duermen en lugares diferentes, como el suelo.
• menos apetito.
¿Qué puedes hacer por él?
Si has visto reflejada a tu mascota con los síntomas descritos es momento de llevarlo al veterinario para que realice un diagnóstico. La artrosis gatuna como la humana no tiene cura, pero existen medicamentos para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida.
El veterinario te hará recomendaciones sobre su alimentación.
Existen dietas para gatos con artrosis que contienen combinaciones de ácidos grasos esenciales, antioxidantes, etc. que le ayudarán a reducir la inflamación, a fortalecer las articulaciones y a prevenir el sobrepeso.
¿He de cambiar mi manera de tratarlo?
Es importante que el gato con artrosis se sienta cómodo en casa. Tal vez tengas que realizar cambios para que su cama sea más blanda y confortable, resguardarle de corrientes de aire y colocar sus cosas en lugares accesibles adecuados a su movilidad.
Y recuerda darle muchos mimos.
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