¿Pasión por los animales o Síndrome de Noé?

De vez en cuando saltan a los medios de comunicación casos extremos de personas que conviven con un gran número de animales. Hoy queremos distinguir entre el comportamiento de una persona amante de los animales y de otra que sufre una patología.

¿Qué es el Síndrome de Noé?

Se trata de un trastorno relativamente desconocido. Los expertos lo consideran una variante del más conocido Síndrome de Diógenes, pero mientras que éste último consiste en acumular toda clase de objetos de forma desproporcionada, Noé consiste en acumular animales de forma compulsiva.

La diferencia entre un amante de los animales y una persona afectada por el Síndrome de Noé estriba en que el enfermo no se preocupa por dar a los animales la atención adecuada, así que las condiciones en las que viven animales y dueños son insalubres. Es importante  no  confundir a la persona profundamente amante de los animales que tiende a acogerlos por compasión y se muestra hasta exageradamente empática con el sufrimiento de los animales, con quien sufre una auténtica enfermedad mental.

Los animales que sufren esta convivencia no siguen un patrón. Sin embargo, lo más común es acumular mascotas pequeñas por lo que nuestros queridos gatos son una víctima fácil para estas personas.

¿Cómo se comporta el afectado por el Síndrome de Noé?

Las principales características de la conducta acumuladora de animales son:

• Acúmulo de animales domésticos, junto con el intento de mantener o incrementar el número de éstos.
• Fracaso en mantener el mínimo cuidado de estos animales.
• Se acompaña de acumulación de objetos como aquellos que son o fueron útiles para la alimentación de los animales, sus excrementos o incluso los animales muertos.
• Se incrementa el número de animales de forma activa o pasiva.
• Nula conciencia de la anomalía de esta conducta.
• Rechazo de la ayuda externa. A veces son hostiles a esta ayuda.
• Ausencia aparente de enfermedad mental.
• Aislamiento social y soledad.

El enfermo no reconoce que sus animales están mal incluso ante niveles críticos y evidentes de desnutrición, deshidratación, infestación parasitaria, proliferación de enfermedades, ataques entre los animales, canibalismo y cría incontrolada, todo ello en un espacio lleno de cosas, orinas y heces. Además, se niega a admitir que comete un error y que su entorno está sumamente degradado, ni siquiera que los animales pueden estar sufriendo. Una persona aquejada de este trastorno cree estar salvando a esos animales y se opondrá ferozmente a que se los arrebaten, incluso una vez muertos.

¿Se puede curar?

El 2% de la población puede padecer Noé o Diógenes. Según el psicólogo del Hospital de Marbella, Antonio de Dios González, el origen de  esta enfermedad es diverso, pero siempre precisa de una intervención especializada que convine la terapia psicológica con el tratamiento farmacológico.
La duración del tratamiento varía desde una año a tener que mantenerse de por vida.